viernes

Candleligth

Cuando sea la noche del domingo 21, alrededor del mundo, se estarán encendiendo miles y miles de velas que iluminarán en recuerdo de aquellas y aquellos, adultos y niños, que han muerto a causa del VIH/SIDA. En Chile la liturgia se realizará este viernes 19.

Los regalos que la vida nos hace, me permitieron, hace ya un tiempo, trabajar y acompañar brevemente a un grupo de personas que viven con el VIH. Fue en Santiago y Concepción que tuve la oportunidad de enfrentarme a mis prejuicios, a mis miedos, a mi enorme ignorancia y también a la vida misma transformada en remolino multicolor.

En esos días, cada palabra, cada gesto y cada abrazo me enseñaron de la fuerza y el cansancio, frustraciones y esperanzas, decisión y dignidad de un potente y luminoso grupo de personas que, juntando sus manos y voces, se levantan día a día para vencer a la muerte en todas sus formas.

Este viernes y domingo, las velas iluminarán para que nuestros rostros se reconozcan, nuestros ojos se encuentren y las múltiples voces que surgen frente al tema se escuchen. Se trata de detenernos un momento, y sin hipotecar nuestra acción y compromiso, nos encontremos para conversar sobre los derechos de las personas que viven con VIH/SIDA, por su igualdad ante la ley, por su derecho a una atención integral, por incrementar las acciones de acogida y no discriminación en los ámbitos educacionales, laborales y ciudadanos, entre tantas otras cosas más.

Yo encenderé mi vela y en silente ritual habré de renovar mi compromiso con la vida, con la que ahora nos toca y con la que vendrá mañana.

martes

A punto de....

“Si la estatua de una persona a caballo tiene dos patas en el aire,
la persona murió en combate.
Si el caballo tiene una de las patas frontales en el aire,
la persona murió de heridas recibidas en combate.
Si el caballo tiene las cuatro patas en el suelo,
la persona murió de causas naturales.”

De niño me gustaba llegar a los parques y plazas que tenían estatuas. Siempre me resultaba interesante escalar por la escultura y apreciar el paisaje desde arriba. Sujeto al brazo que blandía una espada, sobre la cabeza de un león, montado en una foca o en medio del héroe y su bandera, me gustaba formar parte del monumento.

Hoy la cosa es distinta. Toda vez que nos van quedando menos plazas, menos parques, quizás menos estatuas y que la agilidad para escalar no es la de antes. En todo caso, me sigue gustando quedarme a mirar estas obras que son de todos, y de pronto de nadie (baste mirar el estado de maltrato en que se encuentran algunas y no sólo por el efecto paloma).

Hace unos días, caminé hasta nuestra plaza de armas y sin mediar intención alguna, me detuve en la estatua de Valdivia.

Cuenta la historia que uno de los primeros síntomas de la gran rebelión indígena que se acercaba, fue el ataque que sufrió el fuerte de Tucapel en diciembre de 1553, al que Valdivia decidió ir personalmente. En las proximidades, las fuerzas organizadas por Lautaro, lo atacaron. Según el relato de los cronistas, Valdivia fue capturado y muerto por un golpe de macana; su cabeza habría sido clavada en una pica y su corazón divido en pedazos que luego habrían comido los caciques.*

Me quedé mirando y recordé lo que arriba se señala. Así las cosas, no sé cómo interpretar la estatua de Valdivia. No está del todo en el aire, tampoco del todo en el suelo..., tal vez podríamos decir que, si la pata está “a punto de” la persona murió “hecha pebre”.

* Icarito on line.

Hoy por la mañana

“Debes amar la arcilla que va en tus manos
debes amar su arena hasta la locura y si no,
no la emprendas que será en vano
sólo el amor alumbra lo que perdura
sólo el amor convierte en milagro el barro”*

La mañana cargada de luz fue el escenario perfecto para comenzar a recibir el cariño de Beatriz, artista luminosa que nos acogió como a niños que aprenden a hablar. Generosa en sus gestos y palabras, nos entregó la arcilla para dejar que nuestra alma se elevará. Así, con estas palabras insuficientes, retrato parte de mi fin de semana.

El sábado por la mañana, junto a cinco cómplices, estuve jugando con arcilla. Se trataba de hacer máscaras, en el marco del proyecto “100 blogguers dan la cara”. A decir de varios, nos habríamos quedado todo el día con las manos en la masa. Al medio día, nos despedimos con la satisfacción de haber dejado parte nuestra en cada grano de arcilla. La mañana de sábado fue como un presagio. Todas las horas que vendrían fueron mágicas. La sorpresa de los encuentros, el vino y la nueces de lo Cañas, el reencuentro con la familia, las fotos de niño, los abrazos y los besos de los que quiero.

Hoy por la mañana mi calle estaba llena de hojas, un manto de niebla la disfrazaba de sueño y caminé con la certeza de que pronto habrá de llegar la lluvia. Hoy por la mañana me reinventé. Viene bien hacerlo, sin que medie motivo alguno. Viene bien disponerse para saber que cada día tiene su afán y que, si estamos atentos a las señales, la vida nos habla por todas partes.

Bien podría decir, que en estos días me acompañó la creación y la contemplación, unidas o fundidas ambas por un mismo flujo emotivo. Que estuvo la interrogadora ansiedad que producen la pregunta y el deseo siempre recomenzados. Que también estuvo la elocuente expectativa, la certeza del presente abierto y el alma fugaz y sorprendida. No cabe duda, allí estuvieron, como en calidoscopio, para refrescar mis manos y acompañarme en lo andado.

* Texto de Silvio Rodríguez, Foto de Obi-fran.

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