martes

De viajes y letras.

No...
Permanecer y transcurrir
No es perdurar, no es existir

Ni honrar la vida*

Junio me sorprende sin haber escrito palabra alguna durante mayo. Los días se me pasaron volando; bueno...también en tren y en bus. Haciendo mi trabajo he recorrido miles de kilómetros de norte a sur del país, y aunque voy un poco cansado de tanto andén, me reconforta saber que traigo en la maleta un ciento de paisajes e historias luminosas. Me gusta recorrer nuevas calles, me gusta mirar a los ojos de la gente nueva, me gusta escuchar sus vidas y darme cuenta del lugar que habito y me define.

Pudo ser en la caleta de Angelmó, bordeando el Piduco, sobre la Herradura, colgado a un ascensor en Valparaíso o en el mismo Pudahuel, no lo recuerdo bien, pero un día se me vino la imagen del final de la película “LoveActually” y la idea de los miles de abrazos en el terminal me recordó que lo mejor de los viajes es el retorno. Ese retorno que no es sólo volver a lo de uno - que también es bueno - sino el retorno de volver a saberse uno mismo, que siempre es necesario.

En cuanto a las letras, que ausentes de mi mano, más no de mi vida, les cuento que todo ha sido una celebración intima. Si no escribo, leo, y como si el universo conspirara, llegan volando las letras desde una fuente Clara allende Los Andes, la brisa marinera trae letras gaditanas, retorna mahiakeff y Kwenda me cuenta de Beira y Maringwe. Letras que llegan con afecto poético, letras que recuerdan, letras que acercan y que alguna tarde sobre la mesa de una taberna, o a la orilla del mar, o en la calle mayor, no hacen más que honrar la vida.

* Honrar la vida, Eladia Blázquez


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