viernes

Aroma de Canelos

Me cuesta. Sobre todo en la mañana. No es desánimo ni nada parecido, pero me cuesta.
Desperezarse es la consigna.
Suponer que los once meses que faltan para las nuevas vacaciones pasarán ante los ojos como los años de los viejos, como las luces azules que habitan el metro entre uno y otro andén, o mejor aún, que pasarán como al final de la hoja en la agenda: de a tres.

Me cuesta. Aún llevo en la retina la cima del cerro Anay. El ojo subiendo por los siglos de la araucaria araucana para quedar extendido entre volcán y océano. Allí los otros ojos, las otras voces y los pehuenes en el suelo. ¿Cómo se dice esperanza en mapudungun? y orillo el lago que se derrite.

Me cuesta, porque durante varios días fui sur. Desde los campos de poleo hasta sus humedales. Sur que me sabe y reconoce; y que de tanto en tanto me vuelve viento y sombra. Y ahora heme aquí, deletreando sobre el asfalto mustio en la capital del departamento piloto. ¿Cómo se dice mi hermano en esta ciudad?.

Tomo el café negro y miro por la ventana. El día despunta con aroma de canelos y ahí vamos "como si la vida fuera a durar para siempre".



Foto: Araucarias, cerro Anay; Ferrada.
Música: Aroma de canelos;Aire puro;Congreso. .
Entre Comillas: Título de la serie de grabados de Loro Coirón.

martes

Vuelvo al sur...

No cabe duda. Hubo un movimiento conspirativo en la energía universal que se hizo susurro y se acunó en mi oído. No tengo muy claro como fue, pero de un día para otro supe que ascendería un cerro. Extraña certeza, cuando todo resulta ser incertidumbre y cambio. Ocurrió entonces que habité la tierra elevada. Durante diez días amanecí sin asomo de ruido, observando al sol de la aurora dibujar el valle. Fui hielo en un glaciar y fractal rocoso expandido en la ladera. La Cordillera de los Andes tomó mi mano y fui movimiento primigenio. No cabe duda, hubo conspiración universal.

En pocas horas más vuelvo al sur. Allí donde existo desde antes y en ocasiones soy su viento. Voy y dejo cosas pendientes en el puerto, en la calle en forma de ese y en el borde del océano primero. Voy al sur, al muelle de palitos que ya me conoce. Voy a la noche silente y le daré un abrazo de plaza a la luna cuando nos reciba.

Ustedes ya saben...lo mejor de los viajes es el retorno. Dejamos de nosotros y volvemos siendo más, y lo hacemos con la esperanza colorida de volver. El océano es breve, marzo es blanco, los pinos susurran, el lago que se derrite dice mi nombre y yo...vuelvo al sur. No cabe duda, es la energía universal en movimiento.




foto: Marcelo Cruz. Cerro Arena, cajón del Morado.
música: Piazzolla y Goyeneche. Vuelvo al Sur.

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