Candleligth

Los regalos que la vida nos hace, me permitieron, hace ya un tiempo, trabajar y acompañar brevemente a un grupo de personas que viven con el VIH. Fue en Santiago y Concepción que tuve la oportunidad de enfrentarme a mis prejuicios, a mis miedos, a mi enorme ignorancia y también a la vida misma transformada en remolino multicolor.
En esos días, cada palabra, cada gesto y cada abrazo me enseñaron de la fuerza y el cansancio, frustraciones y esperanzas, decisión y dignidad de un potente y luminoso grupo de personas que, juntando sus manos y voces, se levantan día a día para vencer a la muerte en todas sus formas.
Este viernes y domingo, las velas iluminarán para que nuestros rostros se reconozcan, nuestros ojos se encuentren y las múltiples voces que surgen frente al tema se escuchen. Se trata de detenernos un momento, y sin hipotecar nuestra acción y compromiso, nos encontremos para conversar sobre los derechos de las personas que viven con VIH/SIDA, por su igualdad ante la ley, por su derecho a una atención integral, por incrementar las acciones de acogida y no discriminación en los ámbitos educacionales, laborales y ciudadanos, entre tantas otras cosas más.
Yo encenderé mi vela y en silente ritual habré de renovar mi compromiso con la vida, con la que ahora nos toca y con la que vendrá mañana.