El nido

Por estos días, le hago seguimiento a un nido de Zorzales que está en una de las ventanas de mi oficina. Tiene tres huevitos y la pajarita sólo los deja cuando tiene sed o necesita estirar las piernas un ratito. También, por estos días, ha muerto Philip Noiret, el viejo Alfredo que paseaba a Toto en su bicicleta. Mi abuelo me sacaba a pasear en un carro de madera por las calles del barrio. El movimiento de las ruedas sobre los adoquines me daba sueño y siempre volvía durmiendo a casa, eso si, no sin antes haber metido las manos en las ruedas del carrito, que desbordaban de una negra grasa.
Imagino que en algunos días más ya tendremos en su nido a los polluelos pidiendo comida con sus piquitos abiertos. También, en algunos días más se habrá cumplido otro año de la muerte de mi abuelo. Entonces, junto con apagar las velas de mi cumpleaños, cantaré un tango como homenaje.