miércoles

La Década

Hace algunos minutos acabo de cumplir otra década transitando los caminos de esta nuestra tierra. Hace algunos minutos, también, caí en la cuenta de que esta es mi tercera nota en el año. Buena cosa la de no tener que escribir por contrato.

Se escribe porque se quiere y se necesita, se escribe porque se aman los días que se transitan y porque duelen las noches en desamparo. Se escribe porque se vive y como acabo de cumplir otra década viviendo - a veces, en la tierra - escribo.

Sin duda demasiado tiempo sin venir. Acaso fue el tráfago de la vida, la intensidad del verbo o la voz repartida; da igual, el punto es que anduve por otro sendero. Quizás me quede desierto en medio de la pampa austral de los sentidos. Es posible. Todo es posible en los tiempos que corren.

Ya saben que no hay que desesperar por el mar. El océano es breve y nos aguarda un nuevo aire, como dirá Rojas, no para respirar sino para vivirlo.

Y llega el retorno, y se sucede la constatación de que hay cosas que no mueren, que se quedan para siempre, como un cielo estrellado o una hojita de acacia. Sobreviene la certeza de que aquellos que escriben para el aire y el éter, para si mismos y la humanidad, para el reposo y el huracán....aquellas, aquellos, no mueren, porque la letra que los habita tiene hálito propio.

Que ocurra entonces, que se sumen al festín de la nueva década, las letras y las manos que danzan en esta plaza. Todas. Las dementes, desamparadas, luminosas, concretas, fugaces, reales, ensoñadas. Todas. Vengan con sus alas y sus pies de barro. Vengan, que aún nos quedan siglos y en el ruedo hay pan y vino suficiente esperando por ustedes.




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imagen: "Pan y Vino", José Balmes.
música: "Ya es tiempo", Congreso.
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